Después de más de 20 años de crónicas y vivencias, hemos consultado a fundadores, voluntarios, productores y vecinos para reconstruir y consolidar nuestra trayectoria. Agradecemos a toda aquella persona que vino a dejar su granito de maíz con sus ideas, su mano de obra y su amistad. Agradecemos también todas las experiencias, positivas y adversas, que nos han concedido la sabiduría para seguir luchando por la soberanía de los pueblos. Sabemos que muchas más personas de las que están mencionadas aquí han sido vidas que han marcado nuestra historia.
Si estás leyendo esto y fuiste parte de esta lucha a pequeña o gran escala ¡Gracias otra vez! Y si faltan nombres, recuerdas de forma diferente estas anécdotas o el orden en el que acontecieron, si todavía guardas fotos e ilustraciones de IMAP o conoces más detalles importantes, no dudes en escribir o llamar… La historia es un proceso en constante recreación, y todo el mundo puede darle un nuevo soplo de vida a la memoria colectiva.
Sembrando la semilla...
Durante su formación universitaria en antropología, Rony Lec regresa a San Lucas Tolimán, su pueblo natal. En esta época, él ya se enfoca en la investigación más aplicada y no puramente académica sobre el tema del rescate de los conocimientos ancestrales, explicitamente para ponerlos en práctica. Esto lo lleva a formar ruedas de conversación entre agricultores locales.
En estas consultorías, Rony le pregunta a la comunidad “¿De qué manera concreta y sustancial puede la antropología apoyar a la familia indígena y campesina para mejorar su calidad de vida?” La conclusión de estas pláticas es que la agricultura es la respuesta, el corazón y el centro de nuestra cultura. Si se pierde nuestra agricultura, se pierde nuestra cultura. Asimismo, la semilla es el sumario de esta cultura y todo su conocimiento ancestral. Si queremos desarrollo verdadero, tiene que ser a través de la agricultura.
Rony entonces busca formas de revivir técnicas ancestrales que se han ido perdiendo. Él comienza con la implementación de chinampas mayas y mesoamericanas, es decir un antiguo sistema de canales que solía extenderse de la actual Ciudad de Guatemala hasta Amatitlán. Para crear este sistema de lagunas hiperconectadas como las que hubieron en Tenochtitlán y Kaminaljuyú, Rony se basa en la documentación arqueológica y la sabiduría transmitida oralmente por los abuelos.
Al trabajar con la comunidad para tratar de reconstruir un sistema agrícola maya, los agricultores locales empiezan a reapropiarse de estas ideas. Sin embargo, Rony llega a la conclusión de que no todo el potencial del conocimiento tradicional puede ser aplicado todavía en el contexto en el que vivimos. Las chinampas son una obra comunitaria colosal, y requieren un nivel de organización que ya no existe. De igual forma, la roza es otra práctica ancestral que ya no es sostenible, pues cada vez son menos los campesinos que tienen una gran extensión de tierra para poder usar el fuego de forma regenerativa.
Esto lleva a Rony a efectuar una gira por Norteamérica en busca de una nuevas alternativas ecológicas, orgánicas, y biodinámicas. Allí tiene la oportunidad de intercambiar y convivir con varios pueblos originarios de Boulder, Colorado. También llega a conocer a Ali Sharif, brazo derecho de Bill Mollison y fundador de Permacultura América Latina (PAL). Cuando Rony presenta su proyecto de vida, Ali propone patrocinar dos cursos de Certificado en Diseño de Permacultura (PDC) en Guatemala.
Rony empieza a considerar a la permacultura como una forma de recobrar el sentido de muchos conocimientos ancestrales que se han ido perdiendo desde la invasión. Para él, la permacultura constituye un complemento a la sabiduría agrícola Maya, y aporta un lenguaje moderno y técnico para comunicar estos saberes. Sin embargo, Rony tiene muchas interrogantes ¿Será que la permacultura sólo funciona en teoría?