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Instituto Mesoamericano de Permacultura – IMAP – © 2000-2023
Cuento con varios años de experiencia laborando en instituciones sociales enfocadas en el bienestar común. Ahora llevo el registro de las operaciones financieras del IMAP desde 2022. Desde que llegué, he ido descubriendo cómo la cosmovisión es una herramienta de autoconocimiento: en mi caso, sin saberlo mi nawal está directamente asociado con una afinidad por el trabajo administrativo y la defensa de las otras personas. ¿Interesante, no?
Me agrada caminar por donde hay naturaleza, me encanta el sonido del viento entre los árboles, y me gusta aprender los diferentes usos de las plantas medicinales.
Representamos a más de veinte familias que viven de la tierra en Pachitulul, San Lucas Tolimán, Cerro de Oro y San Martín. Cosechamos amaranto, apazote, y muchas otras variedades de plantas nutritivas y medicinales cuyos excedentes podemos vender en el mercado local. Como miembros de la red de IMAP, nos hemos capacitado y formado en temas de huertos familiares, fertilidad de suelos y abono, y cosmovisión. Estamos comprometidos en conservar semillas orgánicas y rescatar variedades nativas.
En 2000, me integré junto con un grupo de varias decenas de vecinas de la comunidad de Pachitulul. He recibido numerosos talleres de culinaria nativa, nacional e internacional para atender comensales locales e internacionales. También me he capacitado en temas de veterinaria y manejo agropecuario. Hoy en día lidero, coordino e instruyo el conjunto de mujeres chefs de IMAP.
Apoyo en el área de procesamiento de amaranto desde que me integré al equipo en 2020. Obtuve un bachillerato en Turismo y me capacité en IMAP con talleres de repostería (panes, pies, pasteles, etc). Actualmente me estoy formando como guía comunitaria y hago parte del Proyecto de Pulseras.
Me integré en 2016 con el grupo de cocineras y en 2017 con el equipo de procesamiento del IMAP. Me capacité en técnicas de cocina en el Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (INTECAP) y a través de talleres de repostería del IMAP (panes, pies, pasteles, etc).
Me integré al equipo en 2020 como encargada de la tienda de Productos Agroecológicos y Artesanales de San Lucas Tolimán.
Soy graduada de perito contador y he apoyado anteriormente en el área de procesamiento, de recepción, y de contabilidad. Actualmente, también hago parte del Proyecto de Pulseras.
En 2021 me integré al equipo como voluntario. Actualmente vínculo mis conocimientos académicos de agroforestería con los saberes ancestrales aprendidos de agricultores y permacultores luqueños, con el fin de implementar una agricultura sustentable ante el ambiente.
La permacultura me ha ayudado a comprender la realidad de la vida y asimilar las situaciones cotidianas de una nueva manera. De igual forma, la influencia del cosmos radica en cada interacción que realizo en mi entorno.
Me gusta estudiar la entomología, micología, antropología y crear espacios de educación ambiental sostenible para la gente.
Mi familia ha trabajado de cerca con IMAP desde su fundación por ser habitantes y vecinos del caserío Pachitulul. He participado en numerosos talleres y giras para capacitarme, y sobre me he involucrado en iniciativas culinarias para aprender diversos platillos.
Desde 2019, estoy a cargo del saneamiento del centro, coordino con mis hermanas las diferentes tareas de mantenimiento del hospedaje ecológico, y ocasionalmente apoyo en el área de cocina cuando hay grupos.
Apoyo todos los proyectos que necesitan una mano desde 2019. Las familias y comunidades indígenas y campesinas de Guatemala me han inspirado a aprender más sobre nuestro papel sobre la Tierra. He disfrutado mucho de la experiencia de aprender preguntando a vecinos, leyendo y ensayando aprendido. La permacultura me anima a implementar sistemas creativos en mi vida y velar por la equidad en todo lo que hago.
Soy doula y veo una fuerte relación entre el cuidado de la Madre Tierra y el cuidado de las personas gestantes, y ambas formas de maternidad merecen respeto. Me apasiona implementar la permacultura en mi casa y sentarme en mi huerto o en la orilla del Lago Atitlán rodeada de aves, mariposas y plantas.
He sido elegida para representar a IMAP por mi amplio conocimiento del trabajo que se realiza en el instituto y mi perspectiva comunitaria desde el exterior de la organización. Me interesa descubrir más sobre el funcionamiento de las organizaciones locales y aprender a manejar el lenguaje legal y jurídico. Soy la tercera mujer que retoma la batuta en más de 20 años de trabajo, y represento la toma de decisión que debe de tener la mujer indígena en cualquier proyecto e institución de Ixim Ulew / Guatemala.
Fui voluntario de IMAP desde su fundación. En 2000, empezamos como apoyo y colaboramos en proyectos en 2005.
En 2006, obtuve el certificado en diseño de permacultura, y hoy en día poseo una parcela familiar integrada.
Fui miembro de la junta directiva en 2007, y trabajé hasta 2009 como coordinador del programa de Fortalecimiento Institucional.
Soy socia fundadora y trabajé en la gestión del IMAP por varios años. Mi pasión por la agricultura viene de mi abuelo Antonio, quién se involucró en la permacultura desde los conocimientos ancestrales. Cuando surgieron las primeras ideas de fundar una organización que conserva e investiga el conocimiento ancestral de las semillas, Me reuní con miembros de ijatz’. Queríamos fortalecer la investigación y la aplicación de conocimientos técnicos y recuperar las herramientas de los antepasados para proteger las semillas nativas ante la extinción acelerada de las variedades de maíz. Considero importante organizarnos para seguir dándole vida a este proyecto, y que sea de utilidad para las comunidades.
Hoy en día también trabajo en el consejo de Moloj, una asociación de mujeres Mayas, cuadros jóvenes y ancestrales, que luchan por su derecho político.
Llegué al IMAP en 2005 para formar parte de la asociación, y en 2016 empecé a implementar y darle mantenimiento a los diseños permaculturales vivos de las distintas áreas verdes del IMAP. Todo lo que sé de agroecología lo he aprendido en capacitaciones y talleres con Rony Lec, Ramiro Tzunun, Johnny Castro Pérez, y otros grandes maestros de la permacultura.
Considero que con la permacultura se puede diseñar no sólo mejores huertos sino también mejores vidas.
He aprendido también que existe una estrecha relación entre las prácticas ancestrales de nuestra cosmovisión con los principios y las éticas de la permacultura. La permacultura ha cambiado mi visión de las prácticas agrícolas convencionales que agotan la tierra.
Nací en el seno de una familia Maya Kaqchikel de Guatemala. Desde mi niñez fui educado dentro de la Cosmovisión Maya y la agricultura. Mis estudios en antropología social me llevaron a retomar nuevamente los conocimientos ancestrales de los cuales el mismo sistema educativo me enajenó. Buscando alternativas agroecológicas y modos de vida autosostenibles, descubrí el sistema de diseño de la permacultura. He podido desde entonces promoverlo por más de 25 años por todo el continente, especialmente con los pueblos indígenas. En el año 2000, fundamos el IMAP con la intención de seguir divulgando la permacultura y revivir los conocimientos ancestrales para alcanzar la autosostenibilidad y la reconstrucción de la comunidad.
Mi prioridad ha sido promover la soberanía alimentaria y preservar la biodiversidad para la sobrevivencia de las comunidades indígenas. He colaborado y aprendido de comunidades indígenas guardianas del conocimiento ecológico tradicional, la conservación de semillas, las plantas nativas, los movimientos alimentarios local y globales, la seguridad alimentaria, y la interacción entre la comunidad y el ambiente. Mi meta es el empoderamiento de las personas indígenas alrededor del mundo.
Durante este tiempo fui educador y director del IMAP. Actualmente soy miembro fundador del Consejo de Ecología y Solidaridad (ECOSOL) con sede en Canadá. Este ente apoya a comunidades y organizaciones comunitarias que buscan la soberanía alimentaria, la defensa de la madre tierra y la biodiversidad.
Soy un agricultor que produce semillas nativas y criollas, soy educador y padre de familia, y disfruto mucho estar en el campo y convivir con la naturaleza.
Llegué a San Lucas Tolimán en 1996 – pocos días antes de la firma de la paz – con el objetivo de aprender sobre la sostenibilidad. Inmediatamente conocí a Rony y comencé a trabajar con él en la formación de la Asociación Ija’tz. Trabajé como voluntaria por un año y medio mientras aprendía el idioma español y sobre la permacultura. Luego comencé a gestionar proyectos y trabajar específicamente con la inclusión de mujeres en la asociación. Cuando Ija’tz comenzó a enfocarse más en la producción de café orgánico, Rony y yo nos dedicamos a buscar recursos para fundar una organización que podría dedicarse por completo a la producción y preservación de semillas nativas y criollas, las prácticas de agricultura tradicional y de la educación permacultural. La formación de IMAP fue un esfuerzo de muchas personas preocupadas por la pérdida de biodiversidad y la cultura Maya. En los primeros años me encargué de trabajar en la búsqueda de fondos, la formación de programas que incluían mujeres de la vecindad y la incorporación de voluntarios. Trabajé en el equipo incipiente de IMAP y luego estuve participando en la junta directiva por los primeros seis años. Hoy en día trabaja como consultora con Garden’s Edge, una ONG con sede en Albuquerque, Nuevo México (USA) dedicada a la soberanía alimentaria y a la resiliencia a los cambios climáticos en solidaridad con el pueblo Maya Achi. Participó en el Comité de Apoyo como asesora.
Para mí, la permacultura es una filosofía, una escuela de campo, y una práctica en base a los conocimientos tradicionales ecológicos de los pueblos originarios y de nuestros ancestros, las observaciones de sistemas naturales, y la aplicación de nuevas tecnologías apropiadas. La ética y los principios de la permacultura nos guía también en el diseño de sistemas humanos que contribuyen a la regeneración del suelo, las semillas, el agua y el aire, con la visión de asegurar un futuro en donde toda la humanidad pueda vivir en armonía con la naturaleza. Practicar la permacultura, para mí, representa un compromiso con la madre tierra, con la organización comunitaria, y con la justicia socioeconómica. Los movimientos sociales inspirados por la permacultura son más importantes que cualquier institución. Agradezco mucho a IMAP, a su equipo y a su junta directiva porque siguen inspirando nuevas generaciones en la lucha para proteger nuestra madre tierra y las comunidades que viven cerca de ella.